“la
soberbia es una discapacidad que suele afectar
a pobres infelices mortales que se encuentran
de golpe
con una miserable cuota de poder”
José
de San Martín y Matorras
Aprendí de mi
padre que las personas no podemos determinar o predecir cuál será la reacción
de un ser humano ante una situación que le sea adversa, atente contra su
integridad y la de su familia o afronte escenarios en donde su honra se vea
presuntamente amedrentada. La enseñanza fue, pedir a Dios que nos aleje de la
soberbia porque las decisiones que tomes o las actuaciones que realices en ese
momento, serán determinantes para tu vida.
Ahora bien, si
agregamos una cuota de poder como agente de la administración pública a un personaje
lleno de odios y rencores contra las clases sociales favorecidas, este en su
actuación tomará la potestad que el pueblo le otorga a través de su voto para
convertir su lapicero en un cetro que termina turbando la dignidad del cargo que
ostenta, al punto de desviar la finalidad esencial del mismo Estado.
Vivimos en
carne propia al gobernante que en su arrogancia y altanería, modificó abrupta y
caprichosamente el sistema de recolección de basuras en la capital, con las
nefastas consecuencias que ya todos conocemos. Lo peor de la jactanciosa
actuación del empotrado en el trono, fue que su soberbia no lo dejó atender las
recomendaciones de los organismos de control, inclusive de sus propios
asesores, quienes le advirtieron la debacle… Por supuesto, la soberbia
enceguece.
Nuevamente vemos
el carácter enlodado hasta los tuétanos por la soberbia del señor Gustavo
Petro, esta vez como candidato presidencial; bastó que circulara un video que
abiertamente es tan falso como él, y en donde se nota de bulto su evidente
adulteración, para que explotara y destilara todo su animadversión y
resentimiento, desenfundando y disparando las primeras altanerías que le
pasaron por su mente, es apenas obvio que la consecuencia de tal actuación terminara
en unas públicas disculpas.
Lo más grave sucede
cuando dicho sentimiento de superioridad que provoca un trato distante y
despectivo, lo acompañas con la intención de inclinar la balanza a tu favor, lo
cual te convierte en un animal moribundo que, posiblemente logre su cometido, pero que no
perderá su esencia y jamás dejará de ser lo que es, con su intención malévola para
alcanzar sus propósitos.
Dios permita
que nuestras actuaciones se equilibren más hacia la prudencia que en la
soberbia, y que por fin el candidato deje su usual verborrea ponzoñosa que hace
alarde al Todo Vale en la política porque de eso ya estamos más que aburridos.
Pd. El
congreso que hace un mes se eligió, será un saludo a la bandera si se convoca a
una asamblea constituyente.
ANGEL
ANDRES TORRES HERNANDEZ
@angelandresth