En
alguna ocasión mencioné a un par de personajes de la vida pública que se jactan
de llamarse defensores de derechos humanos y que aplaudieron al presidente
Nicolas Maduro cuando ejecutó la deportación masiva de colombianos ubicados en
la frontera con Venezuela, en ese momento, la guardia del vecino país marcaba las
casas de nuestros compatriotas y acto seguido, las demolía acabando con años de
sacrificio, algo muy similar a las marcaciones de los bienes de los judíos por
parte de los nazis en la segunda guerra mundial.
Ahora, con ocasión al bombardeo de los últimos días
que tenía como objetivo ultimar terroristas, en donde desafortunadamente fallecieron
niños a quienes el gobierno tildó de “máquinas de guerra”, llovieron por parte
de estos defensores falsetes, todos los insultos, memes, caricaturas y cuanta
frase despectiva se les pasó por su mente, presuntamente en nombre de los
derechos de los niños, al tiempo que tapan como el gato la verdadera raíz del
problema.
Es apenas obvio que los niños no son maquinas de
guerra, no señor, quien lo dijo deberá pedir disculpas al país y perdón a Dios
por su soberbia apreciación. Sin embargo, no es un secreto que los enfermos de
causas guerreristas recluten niños como escudos de combate, sobre todo nuestras
putrefactas guerrillas que durante su escrófula existencia, esclavizan menores
con ese macabro propósito.
No he visto entonces a quienes dicen ser defensores a
ultranza de los derechos humanos, colocarse del lado de los niños antes del
bombardeo, de esas víctimas de reclutamiento que tanto han negado los grupos
cancerígenos que pretenden poder político y económico a través del
narcotráfico. Imposible que opinen al respecto, pues su apestada, inservible y
mañosa ideología, les conmina a la esclavitud y al calvario de esperar que el
Estado se equivoque, para sacar y ondear las banderas que reposan metidas en
sus entrañas.
No se trata de ideologías mis queridísimos hipócritas,
un verdadero defensor de los derechos del hombre, se aparta de toda convicción
ideológica y se enfoca en la protección de la raza humana como amparo supremo
del ser. Los niños son nuestro futuro y
el Estado debe realizar todo lo que esté a su alcance para evitar que caigan en
el ejercicio de nuestra legítima defensa, pero eso de verlos utilizar la muerte
de menores sin recriminar a sus captores, violadores y pécoras, es
sencillamente asqueroso.
Ser un pobre infeliz, es gratis, eso no se les puede
olvidar a mercaderes de odios, resentimientos y complejos, que esperan el yerro
del gobernante para cimentar su ideología, pero defender la vida, la libertad,
la equidad, al hombre de manera integral, extrayendo por un instante su
convencimiento ideológico, es para gallardos.
Pdta. Verlos justificar el asesinato de un policía en
cumplimiento de su deber, como ocurrió hace unos días en Bogotá, es repugnante.
ANGEL ANDRES TORRES HERNANDEZ
@angelandresth