CORRUPCION…
DIME CUANTO PAGAS Y TE DIRE QUIEN ERES
"Tenemos que
reducir la corrupción a sus justas proporciones"
Ahora resulta que la
corrupción es presuntamente un flagelo de moda, al cual hay que atacar, o peor,
utilizar como caballito de batalla para la contienda política de las próximas
elecciones, olvidando que ente país es corrupto desde su propia existencia; mientras
tanto, hacemos el ejercicio al revés, atacamos este cáncer cuando ya ha hecho
metástasis.
La corrupción es
inherente al ser humano, al menos de esa manera lo deja ver la frase
emblemática del expresidente Turbay Ayala, que tanto escándalo causó en su
momento, porque al parecer, la corrupción no debería existir siquiera en
nuestra mente.
Tratando de buscar el
origen del problema, siempre nos remitimos a los políticos y demás servidores
públicos, son el ojo del huracán, y bueno en parte diría yo, porque cual sería
el alcance de la responsabilidad del servidor, si es nombrado por un político
corrupto que yo le otorgue licencia para corromper mediante mi voto. Luego
entonces, haciendo este raciocinio elemental se detecta que los corruptos somos
todos los ciudadanos que elegimos a los mismos sin vergüenzas, ineptos y
soberbios para que roben y hagan, como consuelo a nuestra mediocre mentalidad.
A esos ciudadanos educamos,
desde niños los enseñamos mentir, a ser más vivos o aventajados que los demás, imprimiendo
en ellos lo que llamamos malicia indígena, so pena de ser tildados de bobos o
idiotas; así de sencillo, como cuando le decimos a nuestros hijos, si llega
alguien tocando a la puesta y buscándome, dile que no estoy; craso yerro de
formación, y lo peor es, que si se equivoca o no hace lo que le pedimos, es objeto
de castigo.
Dejamos entonces la
responsabilidad de una formación sana a un Estado ya contaminado, enviamos los
niños al colegio, esperando que los maestros enderecen el tronco doblado,
esperanzados en un gremio que abierta y públicamente negocia con candidatos presidenciales
sus intereses inter comunis a cambio
de sus votos… que desgracia.
Como esa no fue la
solución, recurrimos al castigo, esa última
ratio ejemplarizante a la sociedad, pero lo peor es que las penas
existentes para este tipo de agravio social, resultan las más insignificantes y
baratas en el mercado del derecho penal, dejando millonarios y poderosos a los
más corruptos, quienes vivirán el resto de sus vidas como reyes y se
constituirán en especímenes a imitar por parte del conglomerado social.
Pitágoras afirmó, educad al niño de hoy y no será necesario
castigar al hombre, perfectamente aplicable a esta enfermedad, porque la
solución debe ser integral, desde el hogar con los valores elementales que
debemos enseñar los padres; en la academia con la formación en democracia,
urbanidad, civismo, con profesores que no vendan votos; y por supuesto si esto
no funciona, el Estado deberá tener mano firme con penas ejemplares y sin
rebajas.
Hoy, buscamos la
solución solo en el castigo, magno error, porque si hubiese formación en
urbanidad por ejemplo, el código de policía y convivencia no existiera. El
político de turno no es el remedio, como muchos piensan, eso es como tratar de
curar una pandemia con solución salina, debemos iniciar entonces reconociendo que
todos somos corruptos, porque el día que en que eso suceda, habremos colocado
la primera piedra para la construcción del país que anhelamos…
ANGEL
ANDRES TORRES HERNANDEZ
@angelandresth