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UNA JUSTICIA ENLOQUECIDA


UNA JUSTICIA ENLOQUECIDA

“Invitemos a los magistrados de la Corte Constitucional para que lleven a sus familias a recrearse en un parque público en donde gracias a ellos la recreación danzará al ritmo de drogas y el alcohol”

No faltaba más, el alto tribunal acaba declarar inexequibles los artículos 33 y 140 del Código de Policía que prohibían el consumo de las sustancias psicoactivas y el alcohol en espacios públicos con fundamento en el libre desarrollo de la personalidad; no obstante, todo indica que los honorables magistrados solo consideraron la primera parte del artículo, el cual me permitiré citar en contexto.

El artículo 16 de la carta superior estipula que Todas las personas tienen derecho al libre desarrollo de su personalidad sin más limitaciones que las que imponen los derechos de los demás y el orden jurídico”, a ver si entendemos, yo puedo hacer lo que se me venga en gana, siempre y cuando eso no afecte los derechos de los demás, luego entonces señores magistrados, los espacios públicos, creados para el esparcimiento familiar y social, no son los apropiados para emborracharse o drogarse. Rousseau en el contrato social establece la limitación de las libertades humanas por ese pacto que el hombre realiza para vivir en sociedad, precisamente porque los derechos colectivos prevalecen sobre sus propios derechos individuales.

La justicia no se puede enloquecer con fallos que desnaturalicen o descontextualicen una constitución ya moribunda, el libre desarrollo de la personalidad no es un derecho absoluto, inclusive esta decisión, contradice la sentencia del 94 que despenalizó el consumo de la dosis personal y que estableció que las autoridades de policía podrían restringir el consumo de sustancias alucinógenas en lugares públicos.

La esencia de una sociedad es la familia, en especial los niños que crecen y se educan en ella y sus derechos deben prevalecer sobre los demás. Es cierto que la educación en valores es familiar, pero no es de gran ayuda que, en los parques, sitios de diversión y deporte, en donde nuestros hijos pretenden realizar actividades de recreación, se puedan vender y consumir drogas y alcohol.

Una sociedad en donde se otorga prevalencia a los derechos individuales sobre los sociales, inclusive sobre los derechos de los niños, es una sociedad que no goza de una paz real, sino de pura apariencia que en el fondo es una auténtica guerra, porque solo en la medida en que la sociedad participa en el valor de la justicia, alcanzásemos el orden justo y la convivencia social.


ANGEL ANDRES TORRES HERNANDEZ
Twitter: @angelandresth







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