HAMBRE DE PODER
“Toda
interpretación o justificación que tratemos de hacer sobre la inscripción de
dos candidatos hermanos para la alcaldía de Los Palmitos - Sucre, que integran
un mismo grupo político, es al mismo tiempo negativa y aberrante”.
Pretender hacerse
elegir popularmente por tercera ocasión al mismo cargo ejecutivo, va en
contravía de la democracia participativa. Pero inscribir además a su hermano
para ese mismo cargo, dentro del movimiento político que lidero, es vergonzoso.
Todos los
mandatarios del mundo, que han logrado ser reelegidos en una tercera ocasión para
el mismo cargo de ejecución, han salido por la puerta de atrás, dejando
desolación y miseria a través de su gobierno, sencillamente porque para llegar
a ello, recurren a la ignorancia de los votantes que al final terminan
derrocándolo, o porque utilizan a las vías de hecho deslegitimando su elección,
en todo caso, llegar al poder para un tercer periodo sea cual fuere la forma,
trae consigo nefastas consecuencias. Ejemplos los hay por doquier.
Es que la
democracia fue concebida para otorgar a cada uno de los individuos la capacidad
de legitimar a sus gobernantes. Es la máxima expresión de poder que tiene el
ciudadano para elegir a quien este pretenda otorgar la potestad de direccionar
el destino de su pueblo. Obviamente esa facultad de elegir debe ir acompañada
de la posibilidad de también ser elegido. Estos dos principios fundamentales
forman la estructura de la democracia participativa, por tanto, pretender una
tercera reelección atenta contra uno de estos principios y se acerca a la
figura que se conoce como DICTADURA.
Por otra parte
y como si lo anterior fuera poco, esa misma candidata toma la decisión de
inscribir a su pariente para el mismo cargo de elección popular por otro partido
diferente al suyo, como si la alcaldía fuese un festín, un juego de ajedrez en
donde los peones (sus votantes) tienen la obligación de arrodillarse y
sacrificarse por su reina. El cargo de mayor responsabilidad de un municipio no
es un juego y los votantes no somos ningunos peones.
Entonces ese
juego político inventado por dicha candidata, quien trata de llegar al poder en
el Municipio de Los Palmitos, a como dé lugar, ya sea a través de una tercera
reelección o retirándose y dejándole sus adeptos servidos en bandeja de plata a
su hermano, no es otra cosa que pretender imponer una Aristocracia medieval en
este municipio en pleno siglo XXI; aristocracia que al fin no surgiría de un
destacado linaje, todo lo contrario, emanaría de una verdadera ANSIA DE PODER.
Es que el
hambre de poder es tanta, que al apartar a todos sus votantes para inscribir a
su hermano, no es otra cosa que dividir su grupo en señores y siervos, como en
la edad media, en donde ella y su prójimo serían los señores y jamás habrá
espacio para nadie; y todos los demás serán unos vasallos, tartufos o
mequetrefes hincados sin derecho a brindar si quiera una opinión, porque donde
manda el rey y la reina, todos los demás callan y obedecen.
Es una burla a
nuestra Constitución Política, lo que hace la dirigente, dado que en su
artículo 259 exige un programa de gobierno que le presenta al pueblo y sea él
quien lo elija. ¿Cuál será entonces el proyecto que socializan en sus
intervenciones públicas?, ¿el suyo o el de su hermano?, o ¿será que son el
mismo?. El voto programático es algo muy serio que se debe respetar.
Para finalizar,
no existe argumento político-filosófico, que justifique o argumente la
inscripción de dos hermanos en el mismo grupo político para alcanzar la
alcaldía de Los Palmitos, más que un plan Maquiavélico tendiente a
convencer que el fin justifica los medios.
ANGEL
ANDRES TORRES HERNANDEZ
angelandresth@gmail.com
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